Esa es la analogía que se me ocurre en estos momentos. Tal como un ave sin su posibilidad de alzar vuelo, así es esta sensación de vacio dentro del corazón. La precencia de lo incierto no es el consuelo. Ver alejarse una tras una, a persona que han significado tanto... bueno, es un motivo para sentirse con las alas rotas.
Un ala partida en mil pedazos. Una ilusión que se desmorona delante de uno. Inútil luchar frente a la adversidad de un destino que nunca ha estado en las manos de cada uno.
Otra ala rota. Un dolor que no duele. Es un recuerdo que pervive al pronunciar un nombre. La sombra de una imagen que se difumina en la memoria. La cicatriz inborrable que es la huella eterna de lo que nunca fue.
Alas deshechas una y otra vez. Que se levantan al cielo, y como Ícaro ingenuo, se atreven a rozar el sol de la realidad... caída estrepitosa que no suena.. no duele... no mata... pero desfallecen las fuerzas.
Sólo las palabras renuevan mis alas... son mis alas, las formas en las que puedo expresar en papel y letras la esencia de mi interior...
A todos los soñadores, quienes viven de sueños y elevan su imaginación por las alas...
han caído un par de alas. Han llegado y se han ido... que es lo que me depará?
No lo sé... sólo espero que haya alguien para levantarme del suelo... que me eleve nuevamente al cielo... quizá seas tú... tú dime... mis alas están listas para acurrucarte hacia mí...
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